De cine y esas cosas
Ágora, la caída del Imperio
Por Kennedy Delgado
Una película interesante, que mezcla historia, sabiduría, libertad y creencia, es el largo metraje del director español Alejandro Amenábar. Con una bella atmósfera que posibilita recrear la mente en el siglo IV de nuestra era.
La trama muestra la historia de una filósofa y astrónoma que enseñaba en Alejandría, en el contexto del obispo Cirilo y cuando el cristianismo iba floreciendo.
Varios son los temas que presenta el filme: la fe, la razón, la esclavitud, el fanatismo, la política.
Alejandría, la ciudad grande de África, tenía sus propios Dioses, y empieza a verse asediada por el creciente número de cristianos.
El director plantea una guerra franca entre fe y saber, pone como baluarte de la sabiduría y de la ciencia a la astrónoma y como fundamentalista de la religión a un obispo y a un grupo de creyentes. Muestra la rivalidad entre cristianos con judíos.
Partiendo del contexto histórico se muestra la conversión de muchos ciudadanos con tal de estar en paz con el gobierno de Roma.
En una suspicaz imagen, la ciencia y la inteligencia son presentadas en una mujer, que curiosea para saber el movimiento de los astros y aboga por la libertad de pensamiento, llevado esto hasta la consecuencia de ser vista como una ciudadana no grata y su muerte.
La posibilidad de pensar, de preparación era para unos cuantos en esos tiempos, la instrucción escolar no era para todos. Los que tenían más conocimiento en ciertas áreas tenían que poner eso al servicio de la ciudad. La razón equilibra todo. La razón purifica todo.
En esos años existían los esclavos. Los esclavos eran fieles al amo, habían nacido de tal condición y sólo el amo podía darle la libertad. El esclavo era capaz de dar la vida por el amo y de vivir como aquél lo mandara. Esclavitud.
El fanatismo religioso es mostrado al máximo en la película, con escenas de muerte, de violencia y de odio. Bien se muestra que la intención del director de dar a conocer una parte del naciente cristianismo, e insisto, una parte.
La cuestión de la política es abordada de manera elegante. El Mandatario ha de ver por el bien común, de judíos, cristianos, no creyentes, y este principio va a ser tomado para que el gobierno realmente gobierne, se dé a la labor ver por todos los ciudadanos. Recordando varias imágenes de corderitos que antecedían a filas de creyentes, hay que decir que la fe es un regalo, y que de ella se desprende una manera de vivir. Una óptica con la que se mira el mundo y se existe en él. Seguro todas las religiones han pasado por una purificación para llegar a lo que son ahora. El fanatismo, como cualquier sistema encasilla, no da pie a que se dialogue o se entre en contacto. ¡Qué peligro es cualquier olor a fanaticada! Hay que decir que esto no está del todo superado y que la primera busca el diálogo y el encuentro.
La razón hay que emplearla para vivir y para dar criterios sensatos en la vida. La razón no está en el ring con la fe, se ayudan, se complementan. Son caminos que buscan, caminos que se necesitan.
La cuestión de la libertad es un gran tema. La esclavitud, obediencia, independencia era sello de los siervos respecto a sus patrones. Este tópico es trascendental para la vida de la persona, que si no se toca diariamente se cae en engaños y por qué no decir, en esclavitudes contemporáneas.
La política es un arte, decía un filósofo griego, y parece que a algunos representantes civiles se les ha olvidado. Y un arte se ejerce con la vida propia, invirtiendo tiempo, inspiración, empeño, sudores. Un gobernante ha de ver por todos sus gobernador, es un servidor de ellos. Que esto no se quede en el vacío.
¿Tenemos fe? ¿Somos más libres que antes? ¿Empleamos la razón para bien propio y de la hermandad humana?
Algunas pistas para reflexionar gracias a esta cinta.
Por Kennedy Delgado
Una película interesante, que mezcla historia, sabiduría, libertad y creencia, es el largo metraje del director español Alejandro Amenábar. Con una bella atmósfera que posibilita recrear la mente en el siglo IV de nuestra era.
La trama muestra la historia de una filósofa y astrónoma que enseñaba en Alejandría, en el contexto del obispo Cirilo y cuando el cristianismo iba floreciendo.
Varios son los temas que presenta el filme: la fe, la razón, la esclavitud, el fanatismo, la política.
Alejandría, la ciudad grande de África, tenía sus propios Dioses, y empieza a verse asediada por el creciente número de cristianos.
El director plantea una guerra franca entre fe y saber, pone como baluarte de la sabiduría y de la ciencia a la astrónoma y como fundamentalista de la religión a un obispo y a un grupo de creyentes. Muestra la rivalidad entre cristianos con judíos.
Partiendo del contexto histórico se muestra la conversión de muchos ciudadanos con tal de estar en paz con el gobierno de Roma.
En una suspicaz imagen, la ciencia y la inteligencia son presentadas en una mujer, que curiosea para saber el movimiento de los astros y aboga por la libertad de pensamiento, llevado esto hasta la consecuencia de ser vista como una ciudadana no grata y su muerte.
La posibilidad de pensar, de preparación era para unos cuantos en esos tiempos, la instrucción escolar no era para todos. Los que tenían más conocimiento en ciertas áreas tenían que poner eso al servicio de la ciudad. La razón equilibra todo. La razón purifica todo.
En esos años existían los esclavos. Los esclavos eran fieles al amo, habían nacido de tal condición y sólo el amo podía darle la libertad. El esclavo era capaz de dar la vida por el amo y de vivir como aquél lo mandara. Esclavitud.
El fanatismo religioso es mostrado al máximo en la película, con escenas de muerte, de violencia y de odio. Bien se muestra que la intención del director de dar a conocer una parte del naciente cristianismo, e insisto, una parte.
La cuestión de la política es abordada de manera elegante. El Mandatario ha de ver por el bien común, de judíos, cristianos, no creyentes, y este principio va a ser tomado para que el gobierno realmente gobierne, se dé a la labor ver por todos los ciudadanos. Recordando varias imágenes de corderitos que antecedían a filas de creyentes, hay que decir que la fe es un regalo, y que de ella se desprende una manera de vivir. Una óptica con la que se mira el mundo y se existe en él. Seguro todas las religiones han pasado por una purificación para llegar a lo que son ahora. El fanatismo, como cualquier sistema encasilla, no da pie a que se dialogue o se entre en contacto. ¡Qué peligro es cualquier olor a fanaticada! Hay que decir que esto no está del todo superado y que la primera busca el diálogo y el encuentro.
La razón hay que emplearla para vivir y para dar criterios sensatos en la vida. La razón no está en el ring con la fe, se ayudan, se complementan. Son caminos que buscan, caminos que se necesitan.
La cuestión de la libertad es un gran tema. La esclavitud, obediencia, independencia era sello de los siervos respecto a sus patrones. Este tópico es trascendental para la vida de la persona, que si no se toca diariamente se cae en engaños y por qué no decir, en esclavitudes contemporáneas.
La política es un arte, decía un filósofo griego, y parece que a algunos representantes civiles se les ha olvidado. Y un arte se ejerce con la vida propia, invirtiendo tiempo, inspiración, empeño, sudores. Un gobernante ha de ver por todos sus gobernador, es un servidor de ellos. Que esto no se quede en el vacío.
¿Tenemos fe? ¿Somos más libres que antes? ¿Empleamos la razón para bien propio y de la hermandad humana?
Algunas pistas para reflexionar gracias a esta cinta.
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