Sobre la vida sacramental
La vida sacramental Subsidio IV
Equipo de pastoral
Hace tiempo amigo que no te escribía, así que retomemos nuestra charla con un tema de mucha importancia: la vida sacramental. Hay que recordar que son siete los sacramentos, tres de iniciación a la vida cristiana (bautismo, comunión y confirmación), dos sacramentos de sanación (confesión y unción de los enfermos) y dos al servicio de los demás (matrimonio y orden sacerdotal).
Pero antes de ir a lo que nos atañe, diremos que un sacramento es un espacio donde se tiene un encuentro con Dios, es un lugar privilegiado de intimidad con Dios.
Los sacramentos están relacionados con las etapas de la vida de cada persona, desde el nacimiento, la elección del tipo de vida que ha de llevar, hasta el momento de la agonía.
Los sacramentos de iniciación son la base para que el creyente vaya conociendo y madurando en la fe. El bautismo da entrada a la persona que lo recibe, a la casa de Dios, a formar parte de la Iglesia, y le reviste de la mayor dignidad que hay, el ser “hijo o hija de Dios”.
La eucaristía es el sacramento culmen, de máxima relevancia, pues da la posibilidad de intimar con Jesucristo mismo, de ahí que desde el Concilio Vaticano II (1965) se recomiende la asidua comunión de los fieles. Comulgar a Jesús es la forma en que como creyentes podemos avanzar y crecer a la vez como personas. La comunión no es sólo para la gente santa, lee bien amigo, comulgar es para la gente que quiere ser mejor, que se arrepiente de aquello que no es tan favorable, que reconoce a Dios como el dador de vida y de fuerza.
La confirmación es decir el sí contundente a la fe cristiana, es ir entendiendo y más importante todavía, ir viviendo lo que se reflexiona y aprende. Amigo, nuestra religión es una religión viva, que implica la existencia, implica coherencia, o sea, similitud entre lo que se piensa, dice y hace.
Los sacramentos de curación, van a ayudar a que el fiel tenga como bálsamo y consuelo en el Señor. La reconciliación es el sacramento que permite reconocer el gran amor de Dios, pues Él siempre está con los brazos abiertos para amar, para aceptar a quien se había alejado. La reconciliación o confesión permite reconocer con humildad que en veces amigo, uno se distancia del Amor perfecto, de Dios, y da pie a valorar la vida de gracia y belleza que da el Señor.
La unción de los enfermos es otro sacramento de curación, fortalece a los que se encuentran con algún malestar, otorgando paz y tranquilidad a la persona.
Los sacramentos al servicio de la comunidad son el matrimonio y el orden sacerdotal. Cada uno se requiere para que la sociedad florezca, para que siga adelante la Iglesia como Casa de Dios. El matrimonio es el lugar de encuentro con Dios mediante la pareja, que posteriormente traerá vida, la cual hay que cuidar y fomentar. El matrimonio es más que un contrato, es un acto solemne en donde dos personas se prometen amor y fidelidad. El matrimonio en la Iglesia católica es un sacramento, un nicho de la vida, no un cuadrilátero, no una exhibición, es lugar de compromiso y de sí a la vida humana.
El orden sacerdotal es otro sacramento, cuando un hombre es consagrado por Dios para su servicio, para ser puente entre la humanidad y la Divinidad.
Amigo, tú tienes chance de renovar de manera constante tu vida sacramental, cuando vayas a misa, comulga, es a Dios a quien dejas entrar a tu vida. Cada cierto tiempo habla con un sacerdote, confiésate, ábrele tu corazón a Nuestro Señor y verás qué hermosa es la vida. Y cuando sea el momento, decide, comprométete con la humanidad, en matrimonio o al servicio de Dios, aquél por quien se vive.
Equipo de pastoral
Hace tiempo amigo que no te escribía, así que retomemos nuestra charla con un tema de mucha importancia: la vida sacramental. Hay que recordar que son siete los sacramentos, tres de iniciación a la vida cristiana (bautismo, comunión y confirmación), dos sacramentos de sanación (confesión y unción de los enfermos) y dos al servicio de los demás (matrimonio y orden sacerdotal).
Pero antes de ir a lo que nos atañe, diremos que un sacramento es un espacio donde se tiene un encuentro con Dios, es un lugar privilegiado de intimidad con Dios.
Los sacramentos están relacionados con las etapas de la vida de cada persona, desde el nacimiento, la elección del tipo de vida que ha de llevar, hasta el momento de la agonía.
Los sacramentos de iniciación son la base para que el creyente vaya conociendo y madurando en la fe. El bautismo da entrada a la persona que lo recibe, a la casa de Dios, a formar parte de la Iglesia, y le reviste de la mayor dignidad que hay, el ser “hijo o hija de Dios”.
La eucaristía es el sacramento culmen, de máxima relevancia, pues da la posibilidad de intimar con Jesucristo mismo, de ahí que desde el Concilio Vaticano II (1965) se recomiende la asidua comunión de los fieles. Comulgar a Jesús es la forma en que como creyentes podemos avanzar y crecer a la vez como personas. La comunión no es sólo para la gente santa, lee bien amigo, comulgar es para la gente que quiere ser mejor, que se arrepiente de aquello que no es tan favorable, que reconoce a Dios como el dador de vida y de fuerza.
La confirmación es decir el sí contundente a la fe cristiana, es ir entendiendo y más importante todavía, ir viviendo lo que se reflexiona y aprende. Amigo, nuestra religión es una religión viva, que implica la existencia, implica coherencia, o sea, similitud entre lo que se piensa, dice y hace.
Los sacramentos de curación, van a ayudar a que el fiel tenga como bálsamo y consuelo en el Señor. La reconciliación es el sacramento que permite reconocer el gran amor de Dios, pues Él siempre está con los brazos abiertos para amar, para aceptar a quien se había alejado. La reconciliación o confesión permite reconocer con humildad que en veces amigo, uno se distancia del Amor perfecto, de Dios, y da pie a valorar la vida de gracia y belleza que da el Señor.
La unción de los enfermos es otro sacramento de curación, fortalece a los que se encuentran con algún malestar, otorgando paz y tranquilidad a la persona.
Los sacramentos al servicio de la comunidad son el matrimonio y el orden sacerdotal. Cada uno se requiere para que la sociedad florezca, para que siga adelante la Iglesia como Casa de Dios. El matrimonio es el lugar de encuentro con Dios mediante la pareja, que posteriormente traerá vida, la cual hay que cuidar y fomentar. El matrimonio es más que un contrato, es un acto solemne en donde dos personas se prometen amor y fidelidad. El matrimonio en la Iglesia católica es un sacramento, un nicho de la vida, no un cuadrilátero, no una exhibición, es lugar de compromiso y de sí a la vida humana.
El orden sacerdotal es otro sacramento, cuando un hombre es consagrado por Dios para su servicio, para ser puente entre la humanidad y la Divinidad.
Amigo, tú tienes chance de renovar de manera constante tu vida sacramental, cuando vayas a misa, comulga, es a Dios a quien dejas entrar a tu vida. Cada cierto tiempo habla con un sacerdote, confiésate, ábrele tu corazón a Nuestro Señor y verás qué hermosa es la vida. Y cuando sea el momento, decide, comprométete con la humanidad, en matrimonio o al servicio de Dios, aquél por quien se vive.
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